Mensajes iconográficos para un intento de cambio.
En el medio de la noche, la espeluznante frenada seguida de un estruendo espantoso rompen la tranquilidad de la ciudad que duerme: se ha producido otro choque en una esquina cualquiera de la ciudad de Buenos Aires. Al rato, ambulancias, patrulleros, bocinas impacientes, curiosos, y los comentarios ineludibles frente al ominoso espectáculo: un vehículo bastante nuevo atravesado en medio de la avenida y un taxímetro vuelto con las ruedas hacia arriba, sobre la vereda y contra un soporte de anuncio que ha quedado destruido por el impacto, son los patéticos y mudos testigos del drama cotidiano. ¿Las víctimas? Entrarán a formar parte de la estadística diaria. Y el antológico y "sesudo" comentario aportado por uno de los tantos curiosos le pone el broche al incidente: _Y… ambos cruzaron con luz amarilla… (sic).
El punto de partida para estas reflexiones pudo haber sido este episodio repetido a diario, o tal vez una noticia en la TV, o en la radio, o en la tapa de un diario con tipografía “catástrofe”, el comentario de algún conocido que fue víctima directa o indirecta de algún accidente de tránsito. O como en este caso, la llamativa tapa de un diario (Página 12)(1), que distrayendo al paseante de su apresurada caminata frente al quiosco de diarios y revistas, lo atrae para que se detenga y observe.
Lo primero que llama la atención de la tapa (al menos a quien es sensible al color y al dibujo) es la imagen gráfica, el colorido azul-celeste del dibujo, las figuras realizadas con trazo firme y parejo, las formas simplificadas, expresivas. Como un imán, la imagen de la tapa llama al apresurado caminante, lo obliga a detenerse y observar. En ese momento, y por tratarse del diario mencionado, el que se detiene esperará el chiste o la ironía política a los que el diario lo tiene acostumbrado. Para quienes no son de Buenos Aires, el diario Página 12 se caracteriza por un particular manejo de las tapas, en donde el mensaje iconográfico pone énfasis en la elaboración de las imágenes (por medio del dibujo, o del fotomontaje(2), del texto sugerente y con múltiples sentidos, que añade la cuota de humor irónico, junto con la postura política del diario frente a la noticia aludida.
Pero el deseo de satisfacer la necesidad de reír, según la expectativa, termina pronto: el llamativo fondo azul-celeste, en el que un anciano de larga túnica y aureola, delante de un libro abierto, está suspendido en un mar de nubes, no es simplemente un cielo. Frente a él, un hombrecito también con túnica y con cara de despistado, observa al anciano mientras señala: _Esto no es Mar del Plata ¿no?
Y allí termina el humor cándido que el azul-celeste del dibujo prometía, y comienzan la ironía, la crítica y el humor negro: el lugar que se muestra es la entrada al Paraíso; el anciano es San Pedro, que se dispone a recibir al “despistado”. Y el hombrecito, es un padre de familia que quiso llegar rápido al lugar de veraneo pero equivocó el camino, y llegó al cielo. Para terminar de entender lo que el dibujo no muestra, está el texto que acompaña la imagen: PAPÁ, NO CORRAS. El final de la frase, omitido aquí, es TE ESPERAMOS… Mensaje que obviamente el apurado hombrecito no tuvo en cuenta, en su afán de llegar en poco tiempo al lugar de destino. La conocida frase acompañaba muchas veces a los conductores en el tablero de sus vehículos (al igual que la imagen de San Cristóbal, protector de los conductores). Por lo tanto, es ampliamente conocida por los lectores. Y aunque la frase mencionada no está completa, es suficiente para recordarla.
En la parte superior de la tapa, la noticia del día menciona las medidas que el gobierno de la provincia de Buenos Aires (a la que pertenece la ciudad de Mar del Plata, lugar emblemático y tradicional de veraneo): como consecuencia de la gravedad y cantidad de accidentes viales, se decreta la emergencia vial en toda la provincia hasta final de 2007.
¿Por qué el analizar la tapa de un diario en relación con el problema de las muertes en el tránsito puede ser importante? ¿De qué manera puede influir un mensaje en un medio de difusión masiva, en aportar o no un cambio en el enfoque del problema, que además contribuya a su solución?
Se solicitó la opinión de muchas personas en relación con el mensaje iconográfico de la tapa del diario, personas de diferentes edades, sexo, ocupaciones y nivel cultural. Y las opiniones vertidas resultaron tan diversas, e incluso algunas tan contrapuestas, que llama la atención. No debería sorprender que cada persona pudiera interpretarlo de manera distinta, según su postura frente al problema, según sus propias circunstancias y situación personal. Pero sí es curioso que las opiniones se encuentren, en algunos casos, tan divididas. Por ejemplo, cuando se preguntó acerca de la imagen y su relación con la noticia, muchas personas coincidieron en que era impactante, fuerte, y hasta chocante. Pero que el tema lo justificaba. Mientras que otros opinaron que la imagen era light, no todo lo fuerte que debería haber sido, para producir un verdadero impacto en los lectores. Incluso algunos opinaron que el tema era extremadamente grave como para realizar humor con él, y menos aún humor negro. Por otro lado, muchas otras personas consultadas soslayaron la observación de la imagen cuando se les pidió su opinión, y en cambio se dedicaron a explayarse sobre el tema de las muertes en el tránsito, en especial quienes tienen una posición muy contundente en relación con la gravedad del problema. Observar la tapa en general no generó humor, a lo sumo el apoyo entusiasta de algunos, o quizá alguna sonrisa. Pero si el observador era alguien que se identificaba con el protagonista, surgían inmediatamente las justificaciones. Y en esos casos no había siquiera una mínima sonrisa. Eran aquellos que percibían la crítica detrás del “chiste”. Y los que se expresaban de manera enfática aludiendo a las muertes en el tránsito y a las causas que los generan, agregaron además todas las propuestas que, según sus opiniones, deberían tenerse en cuenta para solucionar el problema.
Tratándose de un tema tan grave y tan complejo, debemos coincidir con Edgar Morin: no existen soluciones simples para problemas complejos, y tampoco la solución puede partir de un solo sector, o de unos pocos sectores de la sociedad. Ni siquiera es sólo el Estado quien tiene que hacerse cargo de todos los aspectos que se deben considerar, aunque sea el protagonista convocante. Respecto de la tapa, si bien es opinable de qué manera podría haberse confeccionado, y dado que cada persona puede tener una postura distinta frente al problema, es tan válida la elección del dibujante Daniel Paz (y del diario) como pudo serlo cualquier otra.
Cuando quien vive o transita por Buenos Aires se refiere al problema de las muertes en el tránsito, inmediatamente surge alguna polémica. Ya sea que se trate de las causas que lo generan como de cuáles deberían ser las soluciones, las posturas son tan variadas y a veces tan contrapuestas como lo fueron las observaciones de la tapa del diario.
Si se polemiza sobre las causas por las cuales se producen, podríamos enumerar algunas, y a cada una enfrentarla con una contradicción. Por ejemplo:
1. falta de educación vial: la gente desconoce las reglas de tránsito. | 1. la luz roja del semáforo, la senda peatonal, las líneas demarcatorias de las rutas y los indicadores de máxima velocidad son fácilmente visibles y entendibles por todos. |
2. la mayoría de las rutas y caminos están en mal estado. | 2. las calles de Buenos Aires así como la autovía que lleva a Mar del Plata están en general en buen estado. |
3. hay vehículos (autos, camiones, ómnibus) que son muy viejos, y que ya no deberían circular porque son peligrosos. | 3. la mayor proporción de accidentes de tránsito son protagonizados por conductores de vehículos nuevos y potentes, o en buen estado. |
4. la gente no utiliza el cinturón de seguridad. | 4. si bien es cierto que el cinturón de seguridad resguarda a los ocupantes del vehículo ante posibles accidentes, no es la solución a todo el problema, ya que se elude la cuestión del manejo a altas velocidades. |
Cuando las causas son mencionadas por los medios informativos, pueden ser, además del mal estado de los caminos o de la presencia de vehículos en mal estado, la niebla, el granizo, la lluvia, hasta el propio vehículo puede ser responsable, cuando "se sale del camino", o "se descontrola". Y las rutas son “trágicas” o “mortales”. O como titulaba el diario más "serio" del país, "Otro ómnibus volcó en la ruta".
¿Quiénes son los 2 grandes ausentes al momento de las polémicas culpabilizadoras?
1. la responsabilidad (o irresponsabilidad) de los conductores.
2. las altas velocidades que se desarrollan, tanto en las rutas del país como en las calles de las ciudades.
Con respecto al punto 1), es cierto que la responsabilidad no es privativa de los conductores (incluyendo los de bicicleta, muchos de los cuales circulan de manera muy desaprensiva), sino también de los peatones y de todas las instituciones: policía, municipios, justicia, etc. Pero quien maneja un automóvil es el que, en ese crucial momento, conduce un vehículo potencialmente mortal y destructor. Pero como pasa con todas las cosas, lo importante no es el instrumento, sino cómo se lo utiliza.
En relación con el punto 2), muchos alegan que, si alguien compra un vehículo potente no lo hace para andar "paseando". Y así como el filósofo se pregunta Quién fue primero, si el huevo o la gallina, nos preguntamos nosotros: Quien conduce a altas velocidades, ¿lo hace porque su potente auto se lo permite? ¿O compró un auto potente y veloz para poder correr?
¿País “jardín de infantes”?
Muchas veces tengo la sensación de que los argentinos son (somos) como Don Fulgencio, el hombre que no tuvo infancia, y que no hacen más que jugar todo el tiempo. Sólo que Don Fulgencio hacía bromas inocentes, mientras que los argentinos nos matamos de muerte violenta en las rutas y calles de nuestro país. Ni siquiera es una muerte heroica, ni justificada por altos ideales. La única (estúpida e inútil) razón es haber querido "llegar rápido" a cualquier parte.
Mientras tanto, y frente a las reiteraciones de tragedias cada vez más escalofriantes, aparecen algunas oportunas (u oportunistas) propuestas: el gobernador de la provincia de Buenos Aires (Felipe Solá), antes que empezara la temporada de veraneo, puso en marcha un "operativo" de emergencia: hospitales, ambulancias, y médicos, ya estaban listos para el caso en que fueran a ser necesarios. Es decir, ante lo que ya se sabía que iba a ocurrir (como ocurre tooooodas las temporadas y tooooodos los fines de semana largos), la provincia iba a estar bien preparada. Ésa era toda la “prevención”. Y lo que temían que pasara, finalmente pasó: en el mes de enero (2007), en 14 días hubo más muertes en accidentes que en todo el mes de enero de 2006(3). Y las muertes continúan.
Pero hubo más propuestas. Hace muy pocos días, y para aportar una nueva “solución” al problema, el mismo gobernador abrió la licitación para la construcción de un “tren bala” para unir la ciudad de Buenos Aires con la ciudad de Mar del Plata. Escuchando un programa de radio donde los jóvenes conductores se referían al tema y pedían opinión a los oyentes (sobre si el tren bala debería o no parar en estaciones intermedias) uno de los oyentes dio esta respuesta contundente: “El tren bala debe ir de Retiro a Mar del Plata SIN ESCALAS. ¡Tren bala YA!!!”
Y esa es la tónica general de quienes justifican las velocidades desarrolladas en la ruta hacia la costa: "el tiempo es oro”, hay que llegar lo más rápido posible, tanto de ida como de vuelta. No importa si la ruta está atestada, si hay mal tiempo, si se viaja con toda la familia, o si se dedicó un rato más a la playa para aprovechar los últimos rayos de sol. A destino hay que llegar rápido, cuanto más rápido, mejor. Y los comentarios de quienes hicieron la ruta (de ida o de vuelta) suele abundar en comentarios del estilo de: “le puse 4 horas, ó 3 horas y media”. Como comentaba alguien, “El coche volaba. Casi no tocaba el piso con las ruedas”…[4] Y allí tenemos entonces al “piola” hombrecito de la tapa, queriendo llegar rápido, y no llegando a ninguna parte. Pero la solución propuesta por el gobierno de la provincia, no es mejorar la prevención con una campaña orquestada y consciente que apunte a un verdadero cambio en la situación actual, si no, un tren que llegue lo más rápido posible a Mar del Plata.
Parece irónica la foto donde el presidente de la Nación sostiene en sus manos una maqueta del futuro tren. Juguete más que maqueta, para disfrute y satisfacción de los niños-adultos argentinos. Quedará por ver cómo solucionar el problema de “llegar rápido” en el resto de las rutas del país, o en las calles de la ciudad de Buenos Aires. Quizá alguno esté pensando en implementar el sistema de tele-transportación, como en Star Trek, o solicitar a Campanita polvo de hada, para poder volar como Peter Pan, o dejarse abducir por un OVNI, y de esa manera, los problemas de llegar rápido y de las muertes en el tránsito estarían solucionados. Tren bala, teletransportación, abducción, Peter Pan y el polvo de hada: soluciones lúdicas y mágicas (infantiles finalmente) para los Don Fulgencio argentinos. Si no fuera tan patético, hasta podría resultar cómico. Lo curioso e interesante es que esos mismos argentinos (que como los niños, reconocen a la autoridad de quien manda) si alquilan un automóvil en un país desarrollado (por ejemplo USA), se conducen como señoritos educados y obedientes de todas las normas, incluidas las de tránsito: respetan las velocidades máximas, conducen sin salirse de su carril, se colocan religiosamente el cinturón de seguridad y ni se los ocurre sobornar a un agente policial. Tal vez porque saben que si incumplen alguna de esas normas no van a pasarlo nada bien.
Teletransportación y/o abducción: la solución ideal para llegar rápido a todas partes.
El diseñador gráfico y profesor universitario Jorge Frascara, argentino residente en Canadá, ha dedicado al tema de la comunicación visual gran parte de su vida. En su libro “El poder de la imagen” cuenta cómo en la ciudad de Victoria, Australia, se realizó una campaña de Seguridad Vial a raíz de la cantidad de dinero que las aseguradoras pagaban como concepto por los accidentes de tránsito. Y si bien la principal motivación fue el dinero, la campaña dio excelentes resultados, tuvo el apoyo del 98 % de la población, y las campañas y medidas policiales de control continuaron a lo largo del tiempo, así como el efecto benéfico de la reducción de accidentes y muertes en el tránsito. Pero la manera de encarar el problema no se redujo solamente a estrictas medidas de control, ni siquiera fue suficiente la extensión en el tiempo de la campaña y los controles. Hubo elementos más profundos tenidos en cuenta a la hora de pensar en una serie de medidas para enfrentar el problema, y una cantidad bastante importante de protagonistas a quienes se incluyó para que aporten sus ideas y sostengan tan importante plan.
En nuestro país existen varias ONGs (Organizaciones No Gubernamentales) que se ocupan desde hace bastante tiempo del endémico problema de la inseguridad vial. Luchemos por la Vida, Madres del dolor, y otras organizaciones, realizan una serie de campañas que van desde spot publicitarios, manifestaciones públicas, difusión de videos, difusión de datos estadísticos, campaña de afiches, cursos y conferencias, a fin de crear conciencia sobre la gravedad del problema y así contribuir a su disminución o eliminación.[5] Sin embargo, ninguna de estas organizaciones ha logrado que las muertes en el tránsito disminuyan, ni que en la ciudad de Buenos Aires se eviten los diarios choques que se producen en cualquier esquina, avenida, autopista o paso a nivel. Entonces, ¿en dónde estará el error que tan loables instituciones no logran detectar en sus campañas, si los mensajes que generan no logran el efecto deseado? Una de ellas incluso, presenta con frecuencia anuncios de bien público (en la campaña por el uso del cinturón de seguridad, por ejemplo) que no producen ningún impacto. En el video se muestra a un par de muñecos montados en un automóvil que chocan violentamente contra un muro. Y si bien la imagen es conceptualmente fuerte, no conmueve, ya que se trata sólo de muñecos, y el impacto se ve reducido porque la imagen tiene mucho de “juego”, de artificio. (por tratarse de muñecos en lugar de personas, no se percibe daño ni peligro). Es difícil convencer de las bondades del uso del cinturón de seguridad cuando quienes chocan son sólo muñecos. Incluso una compañía aseguradora realizó su campaña publicitaria utilizando como protagonista al mismo muñeco. Una vuelta de tuerca humorística para un personaje ya poco creíble. Tal vez obtenga mejores resultados una campaña de afiches que se exhiben por estos días, en los que el pecho del supuesto conductor está siendo tomado por un par de brazos, de niño en un caso y de mujer en otro y donde el mensaje apela más a lo emotivo (La frase que acompaña la imagen es LOS QUE TE QUIEREN TE ESTÁN ESPERANDO. Usá el cinturón de seguridad)[6]. Sin embargo, tampoco aquí se hace referencia a la cuestión de las altas velocidades. En todo caso, el cinturón de seguridad protegería frente a la posibilidad de un choque, minimizando los daños, pero se da por sobreentendido que el accidente “va a ocurrir”. Por lo tanto, la prevención es sólo frente a la colisión que “inevitablemente” se producirá. Además de aconsejar el uso del cinturón de seguridad, debería decir "Respetá las velocidades máximas permitidas" o "¿A dónde vas tan apurado, si nosotros te vamos a esperar?", por poner un ejemplo.
Aviso de Provincia Seguros.
Aviso de la campaña de FLENI (Uso del cinturón de seguridad).
Si el gobierno, a través de una política de Estado, decidiera comenzar una campaña de prevención pero EN SERIO, debería convocar o al menos consultar, a todos los sectores involucrados, algunos de los cuales son:
- La policía, encargada de controlar a los infractores.
- La Justicia, quien deberá aplicar severas sanciones a los incumplidores de faltas más graves y/o que terminen en la muerte o graves lesiones de terceros.
- Los legisladores, que deberán revisar, corregir y/ o modificar las leyes que sean necesarias.
- Las autoridades locales de provincias y grandes ciudades.
- Los educadores y padres, que deberán conocer los contenidos relacionados con la educación vial a fin de poder transmitirlos a sus hijos y/o alumnos.
- Las ONGs que vienen trabajando sobre la cuestión de la prevención y pueden aportar valiosísima información, además de continuar creando conciencia.
- Psicólogos y sociólogos, que brinden una orientación profesional que ayude a comprender motivaciones y actitudes de quienes conducen.
- Los encargados de otorgar los registros de conductor, para que la exigencia en cuanto al conocimiento de las normas de tránsito sea para TODOS los conductores, y no sólo para que los obtienen su registro en el presente.
- Las aseguradoras, quienes pueden informar no solamente sobre los costos de los diferentes siniestros, sino del tipo de daños que se suelen producir, además de sugerir medidas que alienten el cuidado del propio vehículo.
- Los medios de comunicación de masas, en especial, diarios y televisión.
- Los “creativos” del mundo de la publicidad.
Hacia un cambio de imagen.
En esta gran iconosfera (al decir de Román Gubern) que es el mundo de hoy donde todo es "visualizable", no puede dejar de considerarse la enorme influencia que tienen para la vida de las personas los Medios de comunicación de Masas (especialmente la TV) y la publicidad. Los signos icónicos que circulan en estos medios no son neutrales ni son inocentes. Ya se trate de la publicidad (cuyo principal objetivo es "vender", de manera rápida y eficiente) como de la TV, donde tanto el entretenimiento como la información son valores de cambio, los estereotipos que circulan y los mensajes que se emiten, responden a intereses políticos, sociales o económicos. Porque
“toda imagen colocada en un espacio público (…) además de transmitir el mensaje específico que la ha generado, contribuye a la construcción de la cultura en el más amplio sentido de la palabra, promoviendo modelos de pensamiento y conducta que influyen en la manera en que la gente se relaciona con otros mensajes, con las cosas y con otra gente”(7).
Por eso es fundamental que quienes elaboran esos mensajes tengan en cuenta su responsabilidad ética.
"Las fantasías y los deseos de la gente se transforman en material de intercambio, y los objetos y servicios se transforman en símbolos de posición social y de valores culturales"[8].
Las fantasías de la aventura, lo prohibido y el peligro que explotan los mensajes publicitarios del mundo del automóvil, sumados a los estereotipos masculinos que alientan la agresión, la conquista y el poder, forman un condimento difícil de soslayar a la hora de evaluar las causas por las que tantas personas no consideran importante cuidar su propia vida, ni toman en cuenta la vida de otros cuando conducen un vehículo. Publicidades como la que muestra a un joven que estrella su automóvil contra un árbol, y como “sorpresa”, en lugar de abrirse el airbag se abre una muñeca inflable, minimizan y banalizan la terrible realidad que implica la falta de responsabilidad y las consecuencias de manejar a altas velocidades, además de tratar con superficialidad otros valores. Y transforma a un hecho dramático en una aventura divertida. Porque ser responsable no es divertido, aunque sea de importancia vital, y pareciera que lo que no es divertido, no sirve. El adulto-niño que se mata y mata a otros en las rutas, cumple en la realidad las fantasías de la irresponsabilidad infantil. Esas mismas fantasías infantiles son las que alimenta la publicidad que gira en torno al mundo del automóvil.
Y en los medios informativos, la misma banalidad y superficialidad está puesta en el lenguaje. Hablar de “accidentes” es no tomar en cuenta que la enorme mayoría de ellos (más de un 90 %) podrían evitarse, pero un “accidente” aparece en el imaginario social y colectivo como una fatalidad, como un destino, el inevitable azar, que (al decir de una testigo de los últimos episodios fatales en rutas argentinas de la costa), “hoy le tocó a ella (su hermana), pero mañana me puede tocar a mí”. Y por supuesto, cuando aparece el azar, nadie es responsable. Frases tan populares como “nadie muere en las vísperas”, forman parte del repertorio de banalidades aceptadas por mucha gente, y que elimina la fundamental cuestión de hacerse cargo del propio destino y del de aquellos que dependen de nosotros, en lugar de dejarlo librado a la buena suerte. Hablar de “rutas asesinas”, “automóvil que se sale de la curva”, “el mal estado del tiempo”, “el mal estado de los caminos”, “automóviles viejos que ya no deberían circular”, “ómnibus que protagonizan tragedias”, etc. etc. etc., es soslayar la responsabilidad de los conductores, no solamente por no realizar debidos controles mecánicos de los propios vehículos, sino por conducir a tan altas velocidades que los controles de alcoholemia, el uso de las luces, el uso de los cinturones de seguridad, etc., resultan casi superfluos. Cualquiera de las posibles causas de los episodios mortales en las rutas y calles de Argentina podría evitarse o minimizarse si las velocidades con las que se maneja habitualmente se redujeran de manera razonable, y si los conductores asumieran su responsabilidad como corresponde a todo adulto que respeta su propia vida, la de sus seres queridos y las del resto de sus congéneres.
La imagen de ese conductor ganador, infantil e irresponsable es la que, quienes manejan el mundo de la imagen deben ayudar a cambiar, como contribución ética al cambio que hace falta. Y una política de Estado que encare una verdadera campaña de Seguridad Vial debe tomar en cuenta el papel que el mundo de la imagen juega en la creación de actitudes tan infantiles como peligrosas. Por su parte los medios de comunicación pueden ser también los grandes colaboradores en sostener una campaña intensiva y extensiva que, utilizando los medios y métodos de la retórica publicitaria (redundancia, insistencia, repetición constante, a toda hora, en todos los programas, durante mucho tiempo), contribuya a generar ese cambio de imagen, además de incorporar los contenidos necesarios para promover dicha campaña.
Por esa razón es mi opinión que la contribución de la tapa de Página 12 (con el dibujo de Daniel Paz) es un primer paso importante. Porque por primera vez, y aunque se trate de un dibujo aparentemente infantil, la imagen del “hombrecito” con cara de tonto, a medio camino entre hombre y niño, que se pregunta si ése lugar no es Mar del Plata, muestra al suicida conductor como irresponsable e infantil, en lugar del piola y ganador que está más allá de todas las reglas, y al que solamente le interesa llegar rápido al lugar de destino. Y en este caso, su destino terminó siendo la muerte. Tal vez hubiera sido más realista si el hombrecito hubiera estado acompañado de su familia. Pero tal como comentó el mismo periodista Daniel Paz, “iba a ser demasiado duro. No quería pasar esa delgada línea que separa al humor de la tragedia”. Puede que a algunos les resulte muy fuerte, y que a otros les parezca banal, pero es innegable que la tapa muestra de manera clara y sin ambigüedades cuáles son los dos puntos que en general se minimizan o directamente se eluden: la “necesidad imperiosa de llegar rápido”, conduciendo a altas velocidades, y la falta de responsabilidad de los infantiles, suicidas y homicidas conductores para quienes el “tiempo es oro” y que esperan con ansias “soluciones mágicas” que acorten el tiempo y las distancias.
Mientras todos los aspectos involucrados en el tema no sean tomados en cuenta, y mientras el Estado no se haga cargo de manera responsable en la tarea que hace falta, nos seguiremos matando, alegre y velozmente, sin siquiera tener un motivo honroso para morir. Es la manera más estúpida de morir y de matar: morir y matar por nada.
María Rosa Díaz
Febrero de 2007.
Nota: Agradezco a todos los que fueron consultados sobre la tapa del diario Página 12, al periodista Daniel Paz, autor del dibujo, por su comentario, y en especial, a los amigos del grupo Mundo Cologne, así como a los usuarios de Yahoo Respuestas, por sus valiosísimos aportes.
Bibliografía consultada:
- “El poder de la imagen. Reflexiones sobre comunicación visual”. Jorge Frascara. Ediciones Infinito.
- “Del bisonte a la realidad virtual”. Román Gubern. Anagrama.
- “La mujer invisible. Una lectura disidente sobre los mensajes publicitarios”. Correa, Guzmán y Aguaded. Grupo Comunicar Ediciones.
- “Para comprender la publicidad”. Victorino Zecchetto. Ediciones Don Bosco.
- “Homo videns. La sociedad teledirigida”. Giovanni Sartori. Taurus.
- “La publicidad estratégica”. Orlando C. Aprile. Paidós estudios de comunicación.
[1] Tapa del diario Página 12: 20 de enero de 2007, realizada por el periodista Daniel Paz: (http://www.pagina12.com.ar/diario/principal/diario/index-2007-01-20.html)
[2] Ver artículo "Cómo leer una imagen”: http://blogdefrine.blogspot.com/2007/01/como-leer-una-imagen.html
[5] http://www.luchemos.org.ar/ y http://www.madresdeldolor.org.ar/
[6] Campaña de FLENI: Fundación para la Lucha contra las Enfermedades Neurológicas de la Infancia (http://www.fleni.org.ar/web/Campana_de_Prevencion_Verano_2006-7.php)
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6 comentarios:
¡Felicitaciones! El artículo es muy serio, profundo y comprometido. Ojalá los argentinos tomemos conciencia de la gravedad del problema, y comencemos a hacer algo para solucionarlo.
Un saludo, y reitero mi felicitación.
Gustavo P.
Muy buen artículo.
Felicitaciones.
QUE BUEN ARTICULO, YA HABIAMOS ANALIZADO ESA PORTADA DE PAGINA EN LOS VIEJOS TIEMPOS DE "MUNDO..."
ME PARECIÓ SUPER INTERESANTE EL ARTICULO DE LAS INTELIGENCIAS MULTIPLES Y CÓMO UNO VA FRAGMENTANDO SU APRENDIZAJE DE ACUERDO A CADA FASE, VOY A TRATAR DE BUSCAR ARTICULOS PARA COTEJAR...
MUCHAS GRACIAS POR DEJARME ENTRAR EN TU MUNDO PROFE, UN ABRAZO GRANDE GRANDE PARA VOS. TE QUIEROMUCHO. Maren
Hola, me atrevo a llamarte aquí Friné. Es realmente admirable que hagas tan valioso aporte a la concientización estatal y ciudadana respecto a un problema que aqueja no solo a Argentina, sino a prácticamente toda América y lo vital que puede resultar una buena campaña iconográfica en ese sentido. Un estudio semiótico de las imágenes, como la haces, resulta imprescindible. saludos desde Colombia. Beatrice.
Greta, impresionante el articulo. La verdad realizas un analisis muy profundo de toda la situacion. En el momento que leia acerca de las campañas viales, recorde una imagen que hoy pareciera que siempre estuvo ahi: Cuando estaba en 5º o 6º grado del colegio primario, fueron integrante de "luchemos por la vida" al colegio, hicieron un taller con nosotros, y al finalizarlo nos mostraron un video, en el, habia una niña que cruzaba la calle entre dos autos, uno de ellos hacia marcha atras y bueno... la imagen sigue hoy siendo tan fuerte para mi que no puedo terminar de describirla. No puedo decir si ese fue el exacto momento en que tome consciencia acerca de la gravedad del tema, o quizas fueron mis padres enseñandome en cada viaje (corto o largo, dentro o fuera de la ciudad) a respetar. Mi abuela, cuando la visitaba en la ciudad de cordoba, enseñandome a cruzar por la senda peatonal, y a conocer los semaforos de peatones que en mi pueblo no habian.
Aca en santiago, de esos, casi no hay, la principal avenida es imposible de cruzar, mucho menos si uno anda con bolsas, o quizas un cochecito para niños...
Es duro reconocer, pero casi siempre en estos temas, termino en la misma solucion: EDUCACION.
Nunca creo que sea de mas insistir con ciertos temas, como este por ejemplo. Es duro, pero a veces, imagenes como esas que vi yo en el video de la conocida asociacion civil, son tan contundentes como la que retratas vos en tu articulo.
Hace unas semanas visite la ciudad de General Pico (La Pampa), una de las calles da justo a una plaza y la rodea, por ende quien circula por ella no puede evitar verla, alli hicieron un mural que tiene una imagen de un auto chocado y un celular con la leyenda "te moris por atender?". Esas cosas son contundentes... ineludibles. No creo que sean la unica solucion, pero funciona.
Ha sido un gusto leerte. Gracias por compartir.
Besos!
Muchas gracias, querida Ailín. Éste artículo está un poco desactualizado, pero no mucho. No cambiaron tanto las cosas en Argentina, y todavía está haciendo falta una campaña de cambio de imagen, tal como proponía en él. Tengo otro artículo en Pulenta donde hablo del Dákar, y lo negativo que me parece para esta Argentina de imprudentes. Si tenés ganas, leelo.
Basta ver algunas publicidades de automóviles para entender a lo que me refiero.
Te mando un beso, y gracias por leerme.
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